martes, 26 de enero de 2010

Hacerse fans en facebook.


La primera vez que entré a facebook, motivado por la cantidad de gente que lo usaba en EEUU y otras partes del mundo, tardé dos minutos en cerrar la ventana. Hacía frío. Luego regresé al ordenador, y, aunque la combinación de colores resultaba atractiva, al ver que todo estaba en inglés, y que hacían muchas preguntas sobre compañeros de colegio e instituto (servidor es uno de esos seres orgullosos de no haber pisado una universidad en calidad de alumno, aunque sí muchas veces ejerciendo otros roles, pero nunca como "universitario" en sí, entre otras cosas porque no tengo "el bachiller", como podrán comprobar si analizan este texto) los cuales protagonizan casi en exclusiva mis sesiones de psicoanálisis y regresión curativa, decidí porculizar la página, y a otra cosa.



Hasta hace cosa de un año, cuando alguien me recomendó entrar, no me registré en "la red social por antonomasia". Lo hice media hora después de jurar a todo el mundo que jamás accedería al "dichoso facebook". Es como cuando me miro al espejo y pienso en dejarme crecer la barba hasta el ombligo (para que el gordo amorfo que trabaja como reponedor en el Ahorra Más me diga "señor", y no "chavalín", como suele hacer, aunque le doble la edad) y, acto seguido, sin saber muy bien cómo, aparece en mi mano una maquinilla de afeitar, y el suelo cubierto de una fina e irregular alfombra de pelusa multicolor. Parece ser que esto tiene relación con el trastorno bipolar, aunque yo creo que simplemente soy gilipollas e indeciso, en ese orden.

Bien, como iba diciendo, me registré en facebook, y hasta ahora no he podido encontrar el botón de cerrar, cosa que también le ocurre a otras pobres gentes. Siempre hay algo que hacer, alguna foto que comentar, algún test concienzudo que rellenar, links que visitar, mensajes privados y videos interesantísimos estilo "alguien casi se mata y yo me parto con ello", juegos donde pasar de nivel y nivel y nivel hasta morir, como el farmville, donde más de uno se moriría al ver cómo tienen la casa llena de mierda aquellos que más laboran y cuidan su granja... pero de los juegos ya hablaré en otra ocasión, porque lo que está de moda ahora es "hacerse fans".


Este fenómeno, que ahora ocupa tiempo en las noticias de televisión y páginas de los periódicos, ha tenido su evolución, que es la propia de un usuario de facebook. Intentaré dividirla en cuatro etapas:

a) Etapa meditativa o Primera Etapa. Es en la que uno se revienta la cabeza frente al buscador, intentado recordar qué cosas le gustan, de qué cosas es "fan". Uno acaba haciéndose fan de actores de cine, equipos de fútbol y grupos musicales, aunque hay gente muerta por dentro que no sufre la paranoia de esta primera etapa y comienza su periplo fan en la segunda etapa.

b) Segunda Etapa o etapa patriótica. Cansados de esgrimir y reflexionar sobre nuestros gustos personales únicos e intransferibles (George clooney, Messi y U2, por poner algunos ejemplos), el usuario retira la vista de la pantalla y mira a su alrededor. ¿Qué es lo que ve? Una pared, una cama sin hacer, papel higiénico en el suelo, una ventana... ¿Qué se ve por la ventana? Mi calle. ¿Y dónde está mi calle? En mi barrio. ¿Y dónde está mi barrio? En mi pueblo... COÑO, MI PUEBLO. ¿QUE COÑO HAGO HACIÉNDOME FAN DE BILL MURRAY, SI A MÍ LO QUE DE VERDAD ME LLENA ES MI PUEBLO? Y así empieza una concatenación sentimental que suele terminar con la inclusión al grupo "Mi país es mejor que..." y "Yo amo la tortilla de patatas". Esta etapa es también donde uno se hace fan de comidas, bares y objetos inertes varios. Lo peor, vamos.

c) Etapa reivindicativa o Tercera Etapa. De todo se cansa uno, incluso de las cosas que le rodean. El cansancio hace que aflore el aburrimiento, y con éste el altruismo y la beneficencia. Ha llegado la hora de ayudar a los animales, el planeta y los niños pobres, en el riguroso orden que he mencionado. Si no da tiempo a lo tercero, pues mira... que se mueran! Hay muchos animales en peligro de extinción, y el hombre no está precisamente dentro de esa categoría. Aclarado esto, empieza una especie de locura samaritana que logra hacerte fan de los grupos más variopintos, desde los que reúnen firmas en contra del calentamiento global, pasando por otros menos trascendentales como la oposición a sitios gratuitos que supuestamente pretenden hacerse de pago, hasta extremos surrealistas como la lucha contra la violación de osos panda bebé. Por suerte, la fiebre solidaria es como el virus estomacal de 24 horas, que jode mucho mientras lo tienes, pero como viene, se va.



La tercera etapa no la sufre todo el mundo. Los adolescentes pasan bastante del tema. Para ellos, esta etapa es donde se hacen fan de todo lo relacionado con sus estudios, como las chuletas o el cáncer terminal del profesor de filosofía. También crean multitud de grupos donde ponen a parir a algún ex o a enemigas que un día fueron amigas. "La loli es tan puta que se acuesta con su padre" es un ejemplo; vamos, que han sustituido a las pintadas clásicas de los baños y paredes del instituto. La gente entrada en años, los cincuentones, también pasan bastante de salvar el planeta, y lo que hacen es apuntarse a grupos de manualidades; ellas de cocina y ellos de culos y tetas.



d) Cuarta y última etapa. Es en la que muchos de nosotros nos encontramos, a tenor de lo que se ve en las noticias. La etapa de los grupos surrealistas y humorísticos. No voy a hablar mucho de ella, puesto que ya ocupa demasiado espacio en otros blogs, pero parece ser que hemos llegado a un punto de no retorno en el que, si al leer el título de un grupo o página no revientas a carcajadas mientras pateas la pared y pierdes dos dedos de una mano golpeando el teclado, resulta completamente invisible a nuestros ojos. No es indiferencia o displicencia, es que no la ves.

A estas alturas, bruce springsteen te importa un rabo, y ni siquiera sabes en qué pueblo vives. Eso sí, a las señoras las tienes bien controladas.


EL FUTURO. No hay que ser un experto para predecir lo que se nos viene encima. Conforme las señoras y lo absurdo empiece a cansar, no quedará otra que hacerse fan de lo que uno odia. Ojo, no confundir con hacerse fan de cosas, en teoría ridículas como Chuck Norris, Esperanza Aguirre o Manolo Escobar. Hablo de hacerse fan de lo chungo, del Ragazza y de las Salchichas Alemanas, de tus fobias, de lo que no te gusta de verdad. Yo voy a predicar con el ejemplo, haciéndome fan de este blog.



2 comentarios:

  1. totalmente de acuerdo, compañero. Estoy en la puñetera cuarta etapa pero reprimo mis ganas de hacerme miembro de un grupo simplemente porque me hace gracia el nombre. Me río y sigo mi camino, el grupo ya me ha dado lo que tenía que darme, una risita, ya se puede ir al carajo. Sería esta una quinta fase?

    Un saludo.

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  2. Pues es un buen método, tienes razón. Yo suelo hacerme fan porque sé que también le hará gracia a algún amigo de esos que comparten mi enfermedad mental.

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